Practicar la meditación hace que te sientas más optimista, aumenta tu empatía, mejora tu capacidad cognitiva (memoria, atención, concentración, rendimiento académico), mejora tu autocontrol y tu autoestima, reduce el estrés, aumenta la salud física, reduce la ansiedad, la depresión, el dolor de cabeza y el dolor en general, te sientes más positivo y tolerante con los demás, te sientes más relajado pero con la mente más despierta. En definitiva, sientes una mayor serenidad y bienestar.
Mientras estás meditando se producen cambios bioquímicos y físicos en tu cuerpo, que cambian el metabolismo, la respiración, la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y la actividad cerebral (produciéndose un aumento de las ondas alfa).
La meditación te ayuda a tener una mayor capacidad para manejar los problemas y los retos de tu vida, y te afectan menos los contratiempos porque estás más relajado y optimista.
Comenzar el día meditando puede ser un modo excelente de sentirte mejor durante el día y sobrellevar el estrés.
Cómo meditar
Empieza sentándote en una posición en la que tu espalda esté derecha. Luego dedica un momento a centrarte en tu respiración, contando tus inspiraciones y espiraciones, hasta contar 21. Esta es una pequeña preparación antes de empezar a meditar.
Mantén los ojos abiertos y la mirada al frente. Si los cierras no necesariamente vas a meditar mejor, pero sí es probable que te entre sueño o te duermas. Meditar no significa quedarse amodorrado sino que requiere estar alerta.
Un pequeño truco para no adormilarte: mantén la punta de tu lengua en contacto con tu paladar. Si empiezas a sentir somnolencia tu lengua caerá y te sacará de ese estado.
El siguiente paso consiste en centrar tu atención en un objeto concreto. Puede ser un objeto del exterior, como una pequeña pelota que sitúes frente a ti, una vela, una figura, un anillo, etc. Procura que sea un objeto sencillo, o bien céntrate en un solo aspecto de un objeto más complejo, como el color de los ojos de una figura. Tu objetivo será mantener tu mente centrada en ese objeto de manera continuada.
Lo habitual es que en tu mente aparezcan pensamientos con cierta frecuencia. Cada vez que eso suceda, deja pasar el pensamiento y vuelve a centrar tu atención en el objeto sin preocuparte demasiado por lo que aparezca en tu mente.
Al principio verás que tu mente deambula de un lado a otro y no paran de surgir ideas, imágenes, recuerdos, etc. Sin embargo, con la práctica te irá resultando cada vez más fácil centrar tu atención e irá surgiendo menos "ruido" en tu mente. De hecho, si eres capaz de centrar tu atención durante 5 minutos ya podrás considerarte un gran meditador, aunque lo más probable es que al principio no dures más que unos segundos. Sin embargo, eso no debe importarte. Vuelve a centrar tu atención cada vez que la pierdas.
Practica la meditación a lo largo del día cada vez que puedas y durante todo el tiempo que desees. Al principio, puede ser preferible practicar durante periodos cortos, como cinco minutos, para ir aumentando el tiempo progresivamente. Ten en cuenta que conforme aprendas a centrar tu atención durante más tiempo, esos cinco minutos parecerán un instante, y será un instante en el que tu mente ha estado completamente limpia, descansando y en paz, libre del constante ajetreo estresante que suele haber en ella casi siempre. Igual que un vaso de agua embarrada que queda en reposo, poco a poco la suciedad se va yendo al fondo, dejando el agua limpia en la parte superior; del mismo modo, tu mente se vuelve más pura durante la meditación. Si te paras a pensar en esto, te darás cuenta de por qué la meditación tiene tantos beneficios.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Déjanos tu comentario